El Templo Angkor Wat

El sudeste asiático, ese gran desconocido para muchos de nosotros pero con miles de secretos por descubrir. Entre las grandes joyas podemos encontrar el Templo de Angkor Wat, situado en el asentamiento de Angkor, junto a otros muchos templos hinduistas del Imperio Khmer. Es importante conocer su historia antes de realizar tu viaje a Camboya.

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Uno de los monumentos más visitados de Camboya

Desde su fundación, el Imperio Khmer creció gracias a la gestión agua del territorio, proveniente principalmente de los monzones. Se construyó una gran red de embalses y canales que servían para abastecer los cultivos, las personas y los animales.

Según los historiadores, la red llegó a superar los 1.000 km, lo que posiblemente, la convierte en la mayor obra de ingeniería de la época. Sin embargo estos grandes avances en ingeniería, paradójicamente supusieron tanto el crecimiento y hegemonía del Imperio Jemer, como también el colapso y desaparición del mismo. El imperio Jemer fue próspero durante más de 600 años, su población creció muy rápido y tuvo una hegemonía en la región desde el S. IX hasta el S. XVI.

La ciudad Angkor llegó a tener cerca de un millón de habitantes y una extensión similar al área metropolitana de Nueva York. Hoy en día supone uno de los conjuntos de ruinas históricas que despierta mayor curiosidad a los historiadores.

Al contrario que en otras religiones, los templos servían de morada para los dioses, no como espacios donde los fieles podían profesar su fe. Es por ello por lo que a las salas centrales solo se le permitía el acceso a la élite religiosa y política. Este hecho hace que la parte más ostentosa la podamos encontrar en la parte exterior de los mismos, siendo las zonas más sagradas, las más austeras y sencillas. Otros de los fines de estos impresionantes templos era servir de sepultura para los diferentes reyes.

Su crecimiento se basó en el control del agua y los recursos hídricos, así como en la agricultura para abastecer a la población. Su gran crecimiento demográfico obligó a la ciudad más importante del imperio Jemer a aumentar sus territorios de cultivo, por lo que se talaron miles de árboles en favor de la agricultura.

Esto supuso que la masa forestal, encargada de retener las grandes cantidades de agua en época de monzón fuese cada vez más escasa. La casi desaparición de la masa arbórea en el valle de Angkor desestabilizó el ciclo de lluvias. Las estaciones secas, cada vez eran más drásticas, con precipitaciones prácticamente nulas. Durante la época de lluvias, el monzón cada vez descargaba con más fuerza, lo que ligado a la falta de vegetación hacía que la tierra fuera cada vez menos fértil y mucho más árida. Esto supuso que en muy pocas décadas la tierra ya no fuera fértil para la agricultura y las lluvias torrenciales, los desbordamientos de los canales e inundaciones se volvieron más constantes e imposibilitarán el desarrollo de la ciudad.

Con la ciudad más importante del imperio colapsada, el Imperio Jemer, tenía los días contados.

Lo que permitió a este imperio nacer y crecer hasta convertirse en el Imperio más importante de su época y territorio, fue, paradójicamente, también su verdugo.

Tras su abandono a finales del S. XVI, hoy en día Angkor está prácticamente sepultada por la propia selva, a excepción del tempo de Angkor Wat que ha sobrevivido al paso del tiempo y se ha convertido en el único templo habitado, de lo que fue una de las ciudades más importantes del siglo XVI. En la actualidad se ha convertido en una visita obligatoria para todo turista que viaje a Camboya, el mismo permanece habitado por monjes budistas.